Los escolares que hacen ejercicio son más inteligentes y rinden más académicamente, según un estudio

La investigación ActiveBrains liderada por Francisco Ortega, colegiado del COLEF Andalucía y catedrático de la Universidad de Granada, analiza el efecto de un programa de ejercicio físico aeróbico y de fuerza de cinco meses, tres veces por semana, en niños con sobrepeso u obesidad.
¿Es posible hacer a los humanos más inteligentes? La creencia tradicional ha sido que la inteligencia es una característica del ser humano predominantemente estable, es decir, una persona nace inteligente y es inteligente a lo largo de su vida y al contrario. Sin embargo, en los últimos años esta concepción ha empezado a cambiar, considerando que la inteligencia puede ser más modificable de lo que se creía. Se conocen numerosos beneficios de la práctica regular de ejercicio físico a nivel físico, mental y cognitivo en las personas a cualquier edad, pero hasta la fecha no existía evidencia contundente de que el ejercicio físico practicado de forma regular pudiera mejorar la inteligencia de las personas.
Ahora, un estudio liderado por el colegiado del COLEF Andalucía Francisco Ortega (col. 10.336) y realizado por investigadores del departamento de Educación Física y Deportiva de la Universidad de Granada, en colaboración con investigadores de Psicología de esta misma universidad y colaboradores externos nacionales e internacionales, ha demostrado que los escolares que hacen ejercicio son más inteligentes y rinden más académicamente.
Su trabajo, que publica esta semana la prestigiosa revista JAMA Network Open, ha demostrado que en una etapa de crecimiento y desarrollo cognitivo y cerebral como es la niñez, el ejercicio físico practicado de forma regular durante casi medio año mejora la inteligencia a nivel general, y especialmente la inteligencia cristalizada, que es el tipo de inteligencia asociada con el vocabulario verbal y conocimiento adquirido a lo largo de la vida en contexto escolar y fuera de él.
Además, el programa de ejercicio mejoró también de forma significativa la flexibilidad cognitiva, que es la habilidad mental que tiene una persona de adaptarse a tareas o reglas cambiantes, mantener múltiples conceptos simultáneamente y cambiar la atención entre diferentes tareas/reglas. Es importante destacar que el programa de ejercicio mejoró también el rendimiento académico total, siendo especialmente las matemáticas y la resolución de problemas, las capacidades más potenciadas.
“De aquí se desprende un mensaje muy importante para madres y padres: si sus hijas/os no tienen un buen rendimiento académico, no los castigue con no salir a jugar o hacer ejercicio físico, o retirarlos de una actividad deportiva extra-escolar, sino justo lo contrario”, apunta Francisco Ortega, catedrático de la Universidad de Granada e investigador responsable del estudio.